La deforestación suele responder a la necesidad de espacios para cultivo o para asentar urbanizaciones, o también con propósitos de silvicultura. Pocas veces son verdaderamente respetadas las condiciones ambientales para realizar estos procesos y se destruyen indiscriminadamente hábitats delicados.
En cuento a los casos específicos que se analizan en el actual proyecto, la situación se torna un poco más amarga, puesto que son especies maravillosas y escasas las que están en riesgo; sin mencionar la riqueza de los mantos acuíferos que mantienen constantes las redes fluviales periféricas. Las zonas del Amazonas y Congo, son respectivamente la primera y segunda selvas más productoras de oxígeno a nivel mundial, produciendo poco más de un tercio del oxígeno. Serían catastróficas las repercusiones de las pérdidas totales de estas importantes fuentes de vida, crueles las desapariciones de tantas especies inocentes y desdichados los intentos por recuperar lo que se ha perdido.
En fin, son pocas realmente las personas que comprenden las pérdidas monumentales que simbolizan estos actos de deforestación, que no deberían de ser justificados por la necesidad económica, cuando de una manera u otra siempre se perjudica a quienes dependen de esos recursos: todos.
María Laura Bonilla
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